Autobiografía-wannabe
Se dice que uno de los aspectos más polémicos en los planes de estudio de las carreras de comunicación es la vinculación entre la teoría y la práctica.
Luego de 3 años cursando la carrera Ciencias de la Comunicación Colectiva, en la Universidad de Costa Rica, empecé a sentir que mi formación generalista como comunicador social empezaba a significar un vacío de conocimientos técnicos que también necesitaría para el adecuado desempeño de dicha profesión.
Se presentó entonces, a mis 20 años, una decisión importante: continuar con mis estudios en periodismo (los cuales consideraba complementarios de mi formación en producción audiovisual) o iniciar una formación técnica en producción de vídeo, en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Nunca logré imaginarme ligado permanentemente a un medio de comunicación, y considero que el periodismo es algo celoso, por lo que quedó en espera y me fui para el INA para aprender a usar “los aparatos”.
No creo que ser viejo represente una limitación para aprender sobre nuevas tecnologías, ni que ser joven asegure utilizarlas de mejor manera y con más facilidad.
Ahora tengo 23 años. Soy propietario de una computadora desde los 15 años y estoy en contacto con ellas desde los 10, pero eso no me facilita la e-vida.
Hace algunos meses me compré una nueva computadora -la maravillosa Mac que añoraba desde hace meses, para ser más exacto- pero luego de varios meses de tenerla estorbando en la casa, no he podido/querido realizar con paz el éxodo hacia ese mundo incierto de pequeñas pero estresantes diferencias.
En contraparte, es inspirador ver cómo Carolina, Jorge y hasta mami Grettel, compañeros de edad más avanzada allá en el INA, luchan y resultan victoriosos en el aprendizaje del software de registro y edición de audio, ProTools.
Por esa razón, me permito pensar que el miedo y la pereza son aspectos más determinantes que la edad del debutante.
No creo ser nativo digital, pero cuando cometo un error en mi vida cotidiana, una atormentada voz dentro de mí grita repetidas veces «CONTROL Z!!!». Supongo entonces que el asunto no es estrictamente blanco o negro.
Ahora que mis estudios en el INA están más estabilizados, he regresado al periodismo. Sigo pensando que nunca podré casarme con un solo medio de comunicación, pero actualmente las opciones se amplían.
Existen, por ejemplo, los weblogs. Si bien es cierto que son acusados de tener poca credibilidad, existen muchas maneras de combatir este problema, como apoyar las informaciones con fotos o links a vídeos, audios y otras fuentes informativas que reafirmen o complementen lo que se dice.
La transparencia también es una opción. Escuché alguna vez de un periódico europeo que publica en su sitio Web todos los datos que utilizaron sus redactores (documentos, fotografías, vídeos, transcripciones de declaraciones…), y la fuente exacta de la cual provienen, de manera que el lector pueda confirmar sus informaciones.
Se dice que el incremento de egresados en carreras afines a la comunicación está produciendo una saturación de los lugares de trabajo tradicionales, por lo que estos nuevos espacios de inserción laboral representan una muy buena opción.
Por esta razón, en la actualidad realizo una tesis acerca de la creación de series de ficción pensadas para ser transmitidas exclusivamente por Internet.
En fin, hay mucho que hacer… Andrés dijo que mañana iba a enseñarme a nadar... Si la vida que sustenta esta autobiografía-wannabe no acaba en un ahogamiento, seguiré posteando aquello que sale de mi retorcido cerebro.